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viernes, 5 de octubre de 2012

Comentario de un artículo de opinión.


Al hilo de este artículo http://elpais.com/elpais/2012/09/28/opinion/1348855849_016658.html que la compañera Marta ha colgado, he realizado este análisis. 

El proyecto de la Unión de los Estados de Europa ha desembocado en la unión de sus elites, no de sus pueblos (algo que podría ser muy peligroso para su status quo actual). Entrar en la UE supuso la cesión de soberanía en materia económica a organismos de difícil control ciudadano y en materia política a un parlamento y comisiones que nacieron con las manos atadas.

Pero no me parece este ejercicio algo tan apasionante o aislado, como lo plantea el autor, la Historia de Europa está llena de tratados de internacionales, tratados de paz, concordatos, etc. que representan la autolimitación de la soberanía por parte de los propios Estados. Así mismo, han existido y existen episodios de limitación de soberanía externa mediante el uso de la violencia o la amenaza.

Las organizaciones supranacionales, que se han forjado con la idea de la Globalización, no han sabido canalizar la participación democrática en los asuntos que les atañen. Y ahora estas organizaciones y los Estados que las componen se encuentran en crisis porque la soberanía estatal choca con la democracia y los derechos individuales, ¿Quizás sea hora de reinventar la política primando la participación democrática como base fundamental sin importar su marco de estructura política? ¿Se podría de esta manera evitar confrontaciones de pueblos por ideas nacionalistas?

El autor plantea como un problema la posible salida del euro que plantean algunas fuerzas políticas en los Estados de la Unión. Pero yo creo que el epicentro del problema está en el tipo de políticas de inversión que se han estado llevando a cabo en los últimos treinta años y en la actualidad, apoyados en el BCE (tras su creación en 1998) como pilar base y sus consecuencias actuales.

Por otro lado, el autor plantea el independentismo como un problema. Y realiza un paralelismo con otra serie de problemas históricos que ya están resueltos. ¿Por qué el sentimiento de las personas debe ser un problema? El autor no es coherente en su posición mientras es partidario de la cesión de la soberanía a Europa, critica a Cataluña por reclamar su derecho a la autodeterminación, ejercicio de soberanía, reconocido en la Carta de Derechos Humanos.


Lo plantea como una pugna entre elites rivales, aunque apunta que se apoyan en un amplio sector de la población. Álvarez Junco, cede, en primer lugar, la responsabilidad del sentir de la población a las elites “Es responsabilidad de las élites políticas evitar el cultivo de estas emociones primaria”. Creo que con los dos últimos términos intenta ridiculizar el sentimiento independentista, y creo que comete un error al intentar hacer un símil con el instinto animal, ya que las ideologías políticas no forman parte de ningún instinto, ni son ideas primarias.

En mi opinión, ningún nacionalismo tiene una base sólida, todos realizan reconstrucciones de la Historia en beneficio propio, al más puro estilo idealista. Sin embargo, entiendo que no debo arremeter contra el sentimiento de ninguna persona. ¿Por qué en vez perder el tiempo convenciendo a la gente de que cambie de sentimiento, no se invierte en estrechar lazos de convivencia interculturales?

Espero vuestra participación.

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