Esta entrada corresponde a un
comentario sobre el documental El virus de la actitud (http://www.youtube.com/watch?v=btgsgzUsin4), encuadrado en la asignatura Tipologías y características del liderazgo público.
Este documental nos señala algunas actitudes que se pueden dar en un centro de trabajo. Generalmente son reacciones que se suelen dar ante la introducción de nuevas técnicas de trabajo, reestructuraciones de las funciones o de la aplicación de NTICS en el puesto de trabajo.
Este documental nos señala algunas actitudes que se pueden dar en un centro de trabajo. Generalmente son reacciones que se suelen dar ante la introducción de nuevas técnicas de trabajo, reestructuraciones de las funciones o de la aplicación de NTICS en el puesto de trabajo.
A su vez se contrapone la actitud
que el líder del centro de trabajo debe tener para corregir cada una de estas
actitudes y prevenirlas. Fomentando un entorno de trabajo ágil, agradable y
cohesionado.
Al hilo de este visionado me surge una duda ¿las técnicas del sector privado son siempre aplicables al sector público? Evidentemente no podemos dar una respuesta absoluta, la aplicación de este nuevo paradigma –neoliberal- a las administraciones públicas han resuelto algunos problemas, pero han generado otros.
El liderazgo de corte privado y la
política de recursos humanos de este estilo es complicado de aplicar a unos
cuerpos funcionariales caracterizados por una serie de funciones estancas y una
fuerte política de protección laboral. Existen líneas de investigación [1] que
apuntan el desaprovechamiento de recursos públicos –enanismo institucional- y
que la solución es el fomento el liderazgo. En mi opinión, el objetivo de estos
intentos de fomentar el liderazgo, dentro de las administraciones públicas,
persigue una externalización de servicios públicos. De forma paralela la
seguridad laboral de la que gozan los funcionarios públicos se comienza intenta
asimilar al derecho laboral privado.
Frente al liderazgo como solución
se puede contraponer la participación democrática como solución. El centro
de la toma de decisiones debe trasladarse a la ciudadanía. A partir
de una implicación más directa de la población en los asuntos políticos se
satisfará mejor sus necesidades y protegerá más eficientemente sus derechos.
Para ello debe fomentarse la cogestión de servicios, las fórmulas de
participación ciudadana con carácter vinculante, los mecanismos de observación,
control y evaluación ciudadana.
[1] Ramió
Mata, C. (2010). La gestión pública en tiempos de crisis. Revista Venezolana
de Gestión Pública , 17-34.
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